domingo, 1 de febrero de 2015

LA ATRACCIÓN FÍSICA Y EL AURA (Sentir su aura) ✩✩







La Atracción Física y el Aura



La Atracción Física y el Aura. Según la parapsicología, el Aura es ese campo magnético que todos tenemos, inclusive los animales, plantas, minerales, que no se ve, pero se percibe y se puede detectar mediante la aplicación de determinadas técnicas. A través del aura nos percatamos inmediatamente si una persona es afín a nosotros, o si no lo es. Quienes desarrollan más su percepción extrasensorial se dan cuenta enseguida de lo que está ocurriendo en su entorno y al proyectar su aura atraen a ellos energías afines.
Vivimos en medio de un universo cargado de vibraciones, de energía. Todo átomo, toda parte de un átomo, todo electrón, toda “partícula” elemental, aún nuestros pensamientos y consciencia son vibraciones, inclusive la recién descubierta partícula Higgs es una forma de energía. Podemos definir el aura como una vibración rodeando todo objeto material.
Cuando nos acercamos a una persona lo primero que percibimos es su aura, aunque no seamos conscientes de eso. Es el caso típico que experimentamos al “sentir” que tenemos afinidad por alguien acabado de conocer, que “nos cae bien”, o por el contrario, alguien nos “cae mal”. De hecho, lo podemos saber sin siquiera haber abierto la boca, y no solamente por la apariencia, sino por “algo más” que no podemos explicar, pero que está ahí, presente y lo sentimos. ¡En esos momentos estamos “sintiendo” su aura!
Se dice que “el agua busca su nivel”, de la misma manera las personas, a través de su aura, buscan energías afines. Cuando alguien está junto a quien su nivel de energía es diferente se siente incómodo, molesto. Las personas negativas, avinagradas, quejumbrosas y llenas de resentimientos, mal humor y enojo proyectan una energía que aleja de su lado a quienes podrían ayudarles a salir de ese círculo vicioso de tristeza y pesimismo en el que están metidos. Lo contrario ocurre con las personas positivas.
Muchas personas acuden a las llamadas “técnicas para limpiar el aura” y se concentran solamente en lo externo pensando que usando determinadas hierbas, minerales o rezos lograrán su objetivo. Sin embargo, olvidan que todo eso funciona únicamente si el cambio procede desde adentro. Los cristales y otras técnicas son útiles, como instrumentos que ayudan a desarrollar nuestra concentración y capacidad de meditación, pero no surten efecto cuando no se ha producido una transformación interior genuina.
Es muy importante tener presente que el uso de diferentes metales que se correspondan con los niveles energéticos de los chakras, o centros de energía sutil del organismo, o la práctica de la meditación, el empleo de mantras –oraciones repetitivas- y de otros elementos son de gran ayuda, pero únicamente cuando se ven como tal, como herramientas. La verdadera limpieza del aura debe comenzar desde adentro eliminando las causas de la negatividad.
La limpieza interior del aura se trabaja eliminando lo que suele llamarse las “letras de la negatividad”. La A de la arrogancia y altanería, la E del egoísmo y la envidia, la D de la desconsideración y el desamor, F de las frustraciones y fracasos, la O del odio y la ostentación, las R´s del resentimiento, rabia, reproche, rencor, rechazo, resistencia al cambio, represión y en general todo aquello que provoca repercusiones negativas en nosotros, y en lo que nos rodea.
La mejor manera de desarrollar un campo energético positivo es cultivando conductas positivas como son la sencillez y la sinceridad, la honestidad y el buen humor, la compasión y la empatía, la sonrisa, el deseo genuino de querer ayudar a los demás y no herir a nadie, una actitud creativa ante la vida, respetuosa del ambiente, plantas, animales, y asimismo ser capaces de extender los sentimientos positivos más allá del reducido núcleo familiar
Cuando vamos alimentando positivamente nuestro Ser interno, el aura que proyectamos es un aura vibrante y creativa que actúa como un verdadero imán atrayendo a nuestra vida personas que también vibran y se mueven en esa dimensión y ahuyentando a las gentes negativas, malvadas y retorcidas que al no estar en armonía frente a nosotros se alejan por sus propios pasos.
Las buenas lecturas y el buen humor, la apreciación y disfrute del arte, la música, las buenas compañías y las acciones desinteresadas, generar felicidad haciendo felices a los demás, el rostro sonriente, la capacidad de perdonar y olvidar, el compañerismo y la amistad, son algunos de los elementos que alimentan positivamente el Ser interno y van conformando una personalidad sana, agradable, amorosa y feliz. Demos tratar de aplicar siempre las afirmaciones positivas.
No olvidemos que no hay efecto sin causa y todo se origina a partir de un pensamiento. El cerebro se ejercita. Si le suministramos pensamientos negativos y derrotistas eso es lo que seremos. Un pensamiento engendra palabras, las palabras a su vez actitudes que se convierten en forma de conducta y van formando nuestro carácter, algo que tiene que ver mucho con nuestro estado de salud general. Todo comienza en la mente, una persona cargada de odios y resentimientos genera pensamientos terribles, que se vuelven contra ella.
Las personas activas, sociables, inteligentes, que no cargan sobre sus espaldas la negatividad ajena proyectan un aura dinámica y positiva. Inclusive, en el caso de personas muy elevadas moralmente, se ha comprobado que el impacto de estar cerca de ellas suele transformarnos. Es el sentimiento de sobrecogimiento que nos inspira alguien cuyo interior es muy bello y con solo estar a su lado nos inspira y produce bienestar, serenidad y paz. Son los efectos del aura irradiada característicos de grandes personalidades espirituales.
Al alimentar cada día nuestro Ser interno con energías positivas y estaremos proyectando un aura que atraerá el amor, la prosperidad, la amistad y la salud. Se nos acercarán y serán nuestros compañeros sentimentales y amigos quienes sean afines a nosotros y vibran en la misma dimensión, marcharemos por la vida dejando tras de nosotros una estela de simpatía, cariño, recuerdo y alegría. En nuestras manos está escoger lo que proyectamos y lo que atraemos. El cambio empieza desde adentro.

Deja de Ser Alimento Reptiliano

Deja de Ser Alimento Reptiliano

Poderoso video, te hará despertar.

David Topí : BORRANDO UN EGREGOR PERSONAL ✩✩✩

David Topí : Borrando un egregor personal
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Borrando un egregor personal
Posted on: Friday 23 January 2015 — 09:01

Un egregor es una acumulación de energía, una masa de vibraciones que se concentra en planos no físicos, desde el etérico al mental, y que está asociado a un determinado concepto, arquetipo, emoción, forma de pensamiento, etc. Hay egregores positivos, o podríamos decir que compuestos por energías de carga positiva, y hay egregores que son todo lo contrario, asociados a miedos, temores, y todo el abanico de emociones y energías derivados de ellos. Hay egregores que se crean, por ejemplo, cuando miles de personas piensan y proyectan un cierto tipo de energía sobre un concepto, persona, idea, evento u objeto, apareciendo un campo energético asociado a ese evento, persona u objeto al que, entonces, una vez creado, todo el mundo que se “une” y “sigue” a ese evento, objeto o persona, puede sentir la conexión energética, su “peso” sobre tu psique, sus efectos, sus beneficios o sus historias miles asociadas, consciente o inconscientemente.
Como se forma un egregor
Para que se cree un egregor con cierta potencia y poder, tiene que haber una cantidad de energía mínima sostenida en el tiempo que cree, forme y mantenga esa bolsa de vibración. Una sola idea o pensamiento de una sola persona no crea un egregor sobre esa idea o pensamiento, pero miles de personas conectando con esa idea, o concepto, durante un cierto tiempo, y de forma regular, si que lo hace.
Así, hay egregores sobre personas, por ejemplo políticos, cantantes, escritores, y todo aquel que tiene una faceta pública donde hay otros que lo siguen, “piensan” en él, hablan de él, proyectan sus propias ideas o conclusiones sobre esa persona, evento o situación. Hay egregores sobre objetos muy potentes, por ejemplo, el miedo asociado a una tabla ouija es un egregor formado por las millones de personas que han jugado con ella y han tenido experiencias bastante negativas, y por la contribución de las series y películas de terror al respecto que han reforzado ese egregor. Hay egregores sobre libros que han leído millones de personas, y que tienen un campo energético propio formado por las ideas, opiniones, críticas y comentarios energéticos, mentales, y reacciones emocionales de todas esas personas. Hay egregores sobre libros que son muy positivos, y hay egregores sobre libros que por su contenido, vibración y tema, son muy negativos o te hacen sentir mal sin saber porqué.
Cuando el egregor toma vida
Cuando el egregor formado a partir de la proyección energética de muchas personas sobre algo, consciente o inconscientemente, tiene la suficiente fuerza, se puede convertir en una energía autoconsciente, podríamos decir que el propio egregor, como si fuera una balsa de gelatina flotando en uno de los planos no físicos que nos rodean, toma vida. Porciones de esa balsa de energía se desprenden, y de ahí que empezamos a hablar de energías negativas “autoconscientes”, “entidades” nacidas de concentraciones de ira, rabia, odio, violencia, etc., que funcionan luego por resonancia, siendo atraídas hacia aquellos eventos, personas o situaciones donde la ira, el odio o el miedo son la energía predominante.  Igual pasa con egregores de polaridad contraria, evidentemente.
Puesto que un egregor es energía creada por la proyección de los seres humanos a través de nuestros cuerpos emocionales y mentales, los seres humanos también podemos limpiarlos y desmontarlos de la misma forma, simplemente con la intención de hacerlo, aunque, depende del egregor que sea, esto requiere una cantidad de energía por parte de las personas que lo desean limpiar equivalente o casi igual a la energía del egregor en cuestión a limpiar. Cuando uno, a veces, trata de conectar con ciertos personajes mitológicos, con dioses, con “maestros”, etc., no conecta con el supuesto ser que fue tal o cual personaje, sino que conecta con su egregor correspondiente, con la proyección generada por millones de personas respecto a ese ser, maestro, o “dios” de cualquiera de las culturas existentes y precedentes de nuestra historia. Esos egregores, no son “el ser” al que creemos pedir ayuda, sino el arquetipo energético formado por la imagen que tenemos de ese ser o persona, y que es lo que, vibracionalmente, está más cerca nuestro, cuando hacemos esa oración, petición, o conexión con esa fuerza superior, deidad o maestro ancestral. En casi todos los casos, la oración a “San Fulanito” no es más que una conexión con el egregor de San Fulanito creado durante siglos y “su respuesta” no es más que la resonancia de “vuelta” que notamos cuando nos conectamos a ese egregor, que, como energía consciente que puede ser, tiene cierta “capacidad” de maniobra para interactuar con nosotros.
Eliminando y transmutando egregores
Para eliminar todos los egregores del planeta, a nivel etérico, emocional o mental, tendríamos que estar años revirtiendo todos los sistemas de creencias existentes en el mundo, buenos, malos o regulares, pues para lo que uno es bueno para otro no lo es, y para lo que uno es sagrado para otro es mundano y trivial, por lo tanto, existen egregores para cosas tan simples como un simple símbolo de algunas técnicas energéticas, al que se conectan miles de personas cuando lo usan,  como para cosas tan complejas como el dios de una religión profesada por millones de seres humanos.
Las personas que tienen una faceta pública, como os comentaba antes, también crean un egregor a su alrededor con su exposición al público, al mundo exterior, a  los demás. Aquí me voy a usar yo como ejemplo, para no hablar de nadie que no conozco, que además tampoco es lo que viene a cuento. A pesar de ser un egregor más o menos pequeñito, que yo mismo puedo controlar, el concepto “David Topí” tiene un egregor asociado creado por la proyección de todos aquellos que lleváis leyendo el blog desde sus inicios allá por el 2006, y los que os habéis ido incorporando al mismo en los últimos años. Cada vez que leéis, pensáis, habláis o comentáis algo sobre el concepto-imagen-personaje “David Topí”, se añade vuestra energía, emoción, pensamiento y proyección al egregor que se asocia a lo que escribo, hago o soy. El mini-egregor que existe en torno a mi página y a mi “imagen”, ha ido creciendo con los años, así que, regularmente, cuando siento que se me desmadra un poco, lo borro y desintegro por completo para que no haya ninguna energía asociada a mi de ninguna clase proyectada desde el exterior de forma inconsciente.
Esto, que nadie nota más que yo, tiene connotaciones muy curiosas, pues, de improviso, cuando deshago por completo todo el egregor asociado a mi blog, mis libros, mis cursos o mi persona, de repente, durante unos días, parece que no existo. No es que se dejen de leer los artículos del blog, sino que, directamente, se ha borrado y eliminado toda conexión existente entre el mundo exterior, y el arquetipo formado por las ideas que tenéis todos sobre ese tal “David Topí”. Así, baja la cantidad de emails que llegan, hay muchas menos visitas a la página, se cancela de vez en cuando algún evento porque no viene suficiente gente, etc., etc. Simplemente, no hay una energía vibrando que emita nada, durante una temporada,  que haga “atraer” por resonancia, a otros, hacia mi página, blog, eventos, etc. Eso, puesto que puedo visualizar el estado del egregor que se refiere a mi persona y transmutarlo y eliminarlo,  tiene un efecto muy liberador en mi, pues te desconecta de una “presión social” inconsciente que no te das cuenta que tienes.
Egregores con gran potencia
Si os ponéis a pensar en la gente que tiene millones de seguidores, o millones de detractores, que es lo mismo a efectos energéticos, simplemente el campo creado tendrá una polaridad energética u otra, podréis imaginar los egregores tan potentes que existen asociados al nombres, ideas, marcas o conceptos que represente para sus seguidores esa persona. Muchos de ellos, se sienten liberados cuando dejan de estar en el foco de atención de la opinión pública, porque, literalmente, “se han quitado un peso de encima”, que no es otra cosa que el peso de la proyección energética que la gente hace de ti, consciente o inconscientemente.
Ahora bien, ¿como se borra un egregor? Con la intención de hacerlo. Con un trabajo energético que pasa por conectar con ese campo de energía, por “recogerlo” mentalmente o con la fuerza de tu voluntad en algo que puedas manejar, en mi caso, lo convierto en una sola “bola”, por muy grande y expandido que esté hasta ese momento, por muy negro o brillante que esté en unas partes o en otra, según las críticas, pensamientos en contra o comentarios a favor de lo que voy haciendo, y una vez tengo la “bola” energética bajo el control de mi voluntad, la transmuto, la disuelvo y la mando de vuelta al estado primordial del que nació, digámosle, de vuelta al “éter”. Cada vez que lo hago, algo hace un “reset”, me libero de la energía proyectada sobre el concepto que se asocia a mi, y vuelta a empezar, porque, de nuevo, poco a poco, se vuelve a formar una masa energética nacida de las nuevas opiniones, emociones, sentimientos o pensamientos asociados a ti y la imagen creada sobre ti por los demás.
Si sois personajes semi-públicos o directamente gente “famosa”, no dudéis en ir eliminando vuestro egregor personal de forma regular, os asegurará una buena salud energética, estabilidad sin presión externa, y, de vez en cuando, desapareceréis energéticamente de la realidad de las personas que ya no tienen la conexión con vosotros, hasta que os vuelvan a buscar o engancharse, pero mantendréis bajo control este campo de “ondas” y concentraciones emocionales y mentales, y no os llegará a agobiar demasiado vuestra faceta pública y lo que hagáis de cara a los demás.

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