miércoles, 29 de abril de 2015

¿Qué son las creencias?


LAS CREENCIAS

¿Qué son las creencias?:
Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una afirmación personal que consideramos verdadera.
Las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean. Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas y esperan que los demás las compartan. No se dan cuenta que el sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal y en muchos casos muy diferente del de los demás.
Nosotros no vivimos la realidad en sí, sino una elaboración mental de la misma. Lo que hace que la vida sea un constante manantial de esperanza y ricas alternativas o una inevitable fuente de sufrimiento. Lo que vivimos tal como lo vivimos, depende más de la representación y elaboración de nuestro mapa mental, que del territorio "real" en sí. Por lo tanto el mapa no es el territorio.
A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados. Cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema al afectar a aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias.
Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales. Cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella.
Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea logrará convencerlo de que se puede realizar. Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y también creencias que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito.
Son ideas que en un momento determinado llegaron a nosotros y porque si creímos, como el que cree que mañana sale el sol. Las creencias se han ido formando, ocupando un espacio, una energía, se han ido materializando dentro de nuestros conceptos más arraigados. Vienen a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, son maneras que nosotros creemos tener y ser, y que vienen más de otras personas, educadores, padres, experiencias de nuestros padres, por los medios de comunicación o en el momento que algo nos ha sucedido muy fuerte y se ha producido una impregnación en nuestro consciente o en nuestro inconsciente. Creencias a veces escondidas en nuestro inconsciente, y que están teniendo una repercusión extraordinaria en nuestras vida, y es difícil acceder a ellas.

CREENCIAS GLOBALES:
Son generalizaciones que hacemos sobre la vida, el mundo, las personas, etc.
Ejemplos:
- La vida es bella.
- La vida es difícil.
- La gente es amable.
- Los perros muerden.
- Las mujeres, los hombres son inferiores.
REGLAS:
Son las pautas que rigen nuestro comportamiento.
Ejemplos:
- Si tengo un buen coche la gente me considerará.
- Si aprendo de mis experiencias y me desarrollo, tendré éxito en mi vida. - Si tengo ingresos fijos, entonces tendré seguridad.
- Si afirmo mi personalidad, seré rechazado.
Las creencias, por otro lado, pueden ser potenciadoras o limitantes.
Las primeras nos ayudan y potencian la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, permitiéndonos afrontar con éxito situaciones complejas. Las segundas nos restan energía y nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones.
Si nos creemos incapaces de aprender o consideramos que ya pasamos el período de nuestra vida en el que nos era fácil aprender cosas nuevas, estaremos bloqueando cualquier oportunidad de desarrollar nuevas competencias y habilidades.
También puede ocurrir que nos cueste mucho esfuerzo aprender muchas habilidades, porque al adquirirlas fácilmente nos quitarían la razón a nosotros mismos (de esta forma confirmamos nuestra propia creencia).
Para conseguir un pleno control de nuestra vida, debemos conocer cuáles son nuestras creencias esenciales, cambiar aquellas que nos están limitando y resolver los conflictos que pueden existir entre distintas creencias.
Cuando somos capaces de ver nuestras sombras y aceptar nuestras partes somos capaces de poner luz a nuestro camino. Es importante conocer nuestras creencias. Yo creo algo con respecto a lo que oigo, veo, vivo, hago. Yo puedo decir las mismas palabras a muchas personas, y cada una entender cosas distintas, porque cada uno tenemos creencias distintas.

¿CÓMO SE FORMAN LAS CREENCIAS?
La creencia tiene que ver con la educación, y la primera infancia, donde nos enamoramos de nuestros padres, y hemos creído prácticamente todo lo que ellos nos han dicho. Que yo era buena o mala, que es difícil comunicarse con los demás, que los hombres no lloran, que la enfermedad es sufrimiento y culpa...
No sólo lo que hemos oído, sino de lo que hemos visto.
Cuando yo veo materializada la idea, por ejemplo de que el mundo es un lugar peligroso o de que cuesta mucho ganar dinero, porque mi padre llega tarde a casa, porque le veo sufrir, le veo preocupado, porque vivo la escasez económica, que al final es escasez energética, porque veo materializado aquello que se dijo en un momento determinado, inmediatamente voy a llevarlo a mi vida, voy a convertirlo en creencia, y como consecuencia voy a materializarlo. Por eso es tan importante que tengamos conciencia de los pensamientos que nos abordan, y del lugar que esos pensamientos están ocupando en nuestra psique, en nuestro inconsciente.
Si yo tengo dentro de mí una creencia de "La vida es dura", de alguna forma yo estoy materializando o buscando en la vida dureza.
Yo voy a convertir mi vida en algo difícil, porque debajo hay una creencia. Si tú crees que la vida es dura, tu vida es dura. No te vas a encontrar gente con esta creencia y que su vida sea fácil. Uno va llevando a la práctica lo que cree.
Si tú me dices que: "Los hombres son agresivos", y yo te digo que no, que eso es una creencia, tú me dirás que no lo es porque en tu vida únicamente has visto hombres agresivos y me dirás cosas como: mi padre me pegaba, mi marido me pega, y eso claro sostiene tu creencia, y tú le das poder porque lo crees. El poder de mi mente es extraordinario.
Si yo pienso que los hombres son agresivos, jamás voy a encontrar hombres tiernos, respetuosos y delicados. Las creencias se han formado en nuestra primera etapa. Si a ti te han dicho de pequeño "tu no vales" y resulta que ya de adulto te despiden siempre de tus trabajos, hay debajo una creencia de que no vales o no mereces, y ahí está el origen de que nos relacionemos con personas que nos confirman y vienen a ratificar lo que tú has creído.
Una creencia de "los hombres siempre me dejan" va a llevar siempre una experiencia, a través de la cual consigo materializar la idea, siempre al final los hombres me dejan.

CLASES DE CREENCIAS
Creencias sobre la causa:
Puedes tener creencias acerca de lo que causa algo.
¿Cuál es la causa de que no consigo perder peso?
¿Cuál es la causa de que siempre me dejen los hombres?
¿Cuál es la causa de que nunca tengo dinero?
¿Cuál es la causa de que me echen de los trabajos?.
La primera respuesta que llegue a tu mente, es la creencia.
Por ejemplo:
En la primera pregunta podrías contestar: "Porque mi familia es propensa a engordar". La palabra "porque" (explícita o implícita) suele indicar una creencia sobre la causa.
Creencias sobre el significado:
Se pueden tener creencias sobre el significado.
¿Qué significa que tenga una persona cáncer?
¿Qué significa que los hombres me dejen?
¿Qué significa que me echen de los trabajos?
¿Qué significa que nunca tenga dinero?
Acaso puede significar que no valgo, o que la vida es dura.
Que eres una mala persona y mereces castigo o que debes introducir cambios en tu forma de vivir.
Lo que tú respondas es otra creencia que estás teniendo.
Creencias de identidad u origen:
Las creencias sobre la identidad engloban causa, significado y límites Cuando tu cambias tus creencias acerca de tu identidad, te conviertes de algún modo en una persona distinta. Como ejemplo de creencia limitadora sería: No valgo nada, no merezco tener éxito o si obtengo lo que quiero perderé algo.
No es lo mismo creer que no soy capaz de sobresalir en una materia que creer que soy tonto. No es lo mismo decir: No soy capaz de controlarme con la bebida, que decir Soy alcohólico y siempre seré alcohólico. Cualquier cosa que asumamos como parte de nuestra identidad comenzará a ejercer un impacto muy profundo en nosotros.
¿De dónde viene la creencia?
¿Cuál es el origen de la causa del significado?, pues que lo he visto, en que mi padre era débil, porque mi madre decía que....
La verbalización
No puedes ir en contra de tus ideas, por lo tanto es tu mente, el vehículo por el cual tú vas a tener un tipo determinado de vida. La paz se consigue cuando somos capaces de unir la mente con lo que decimos y lo que hacemos.
La verbalización, es darle fuerza al pensamiento, convertir en sonido la idea. La palabra es tremendamente poderosa, el verbo se convierte en acción, puedes comprobarlo prestando atención a tu forma de hablar, a como nos comunicamos con los demás, a lo que decimos en la comunicación.
A cada momento estoy hablando de mí, cuando defino a lo que me rodea, y a quienes me rodean, es muy importante ese nexo de unión entre mi pensamiento y mi palabra, y que me hace plasmar fuera, lo que creo que se de mí..
Un "yo no voy a poder" "va a ser difícil" "lo intentaré pero", está lanzando fuera de mi una energía, que va a materializarse en un acto muy concreto. Va a convertir en realidad lo que he dicho, y de nuevo podré ralentizar y comprender que lo que he pensado, se ha convertido en palabra, y la palabra se ha convertido en materialización. Lo que pienso, lo que digo y lo que hago, está siendo la semilla de lo que voy a recoger.
Es importante tomar conciencia, porque eso puede cambiar nuestra vida. Puedo cambiar desde el momento, que puedo localizar esos pensamientos que van contra mi propia libertad. Desde el momento que soy capaz de escuchar cuando hablo, y darme cuenta, de que me estoy dando cuenta de cómo hablo, y cambiar mi manera de hablar, y que tomo conciencia de lo que lanzo al mundo. Ahí está la paz, la de dentro a afuera, y no de fuera a dentro, para que yo pueda ser lo que soy realmente, para lo que yo he sido enviada a esta planeta tierra, la paz entre lo que digo y lo que hago.
LA CONGRUENCIA
La congruencia se da cuando asumes plenamente un compromiso consciente e inconsciente con un objetivo o comportamiento determinado. Comer correctamente y mantener el peso adecuado e fácil si "todas las partes" de ti quieren hacerlo, si utilizas la fisiología adecuada y si tienes unas buenas estrategias para seleccionar y consumir alimentos. En cambio, resulta muy difícil si teme que comer de un modo sano reducirá tu disfrute de la vida.
La INCONGRUENCIA
La incongruencia es a menudo la causa de que algunos comportamientos sean muy difíciles de cambiar. Cuestiones como fumar, beber, reducir peso, etc. Son problemáticas porque una parte de ti quiere cambiar, pero otra parte (a menudo inconsciente) obtiene algún beneficio positivo
del comportamiento que pretendes cambiar.
Por ejemplo: Una mujer puede tener dificultades para perder peso porque teme que, si lo pierde, los hombres se sientan atraídos hacia ella y eso le produciría ansiedad.
Los conflictos internos (incongruencias) adoptan muchas formas. Puede haber problemas de congruencia entre lo tu deberías hacer y lo que quieres hacer. Por ejemplo, quizás pienses que deberías dejar las drogas porque es perjudicial para la salud, pero en realidad quieres seguir tomándolas porque es lo único que te hace ser rebelde de esta sociedad.
Las creencias "no puedo" son más difíciles de identificar que las "debería", porque la persona se está diciendo: "Si quiero hacerlo, pero es que no puedo". La persona parece ser perfectamente congruente (se lo parece sobre todo a ella misma), pero algo le impide hacer lo que quiere. Por lo general, a la persona le parece que es saboteada desde el interior (surge el "terrorista"). Las creencias "no puedo" suelen proceder de improntas inconscientes.
IMPRONTAS
Una impronta es un acontecimiento pasado significativo a partir del cual te formaste una creencia o un conjunto de creencias. Lo más importante de las experiencias pasadas no es el contenido de lo que ocurrió, sino la impresión o creencia que la persona se formó a partir de esta experiencia.
Por ejemplo las mujeres maltratadas durante la infancia es frecuente que se casen con hombres que las maltraten de adultas, o los hombres acostumbrados a que les pegaran en la infancia tienden a maltratar a sus hijos. Es posible que las personas maltratadas en la infancia hayan recibido la impronta de que éste es el comportamiento característico que se asocia con padres, madres, esposos o esposas.
Una mujer dijo: "a veces me siento poseída por mi madre". A medida que la persona crece y le cambia el cuerpo, es característico que le sea más fácil equipararse con el comportamiento del adulto. Las improntas no son necesariamente lógicas. Se trata de una cosa intuitiva, que ocurre típicamente en los períodos críticos de desarrollo.
Lo que tú eres como adulto depende en muchos aspectos de la incorporación de los modelos adultos con lo que te criaste.

¿CÓMO TRABAJAR CON LAS CREENCIAS?
Por ejemplo: "Creo que estar en mi peso es muy difícil".
Empezaremos a hacernos una serie de preguntas.
¿Qué ocurriría si volvieras a ser esbelta?
¿Qué te lo impide?
¿Qué dice acerca de ti el el hecho de que no hayas sido capaz?
¿de dónde viene?
¿Dónde lo he aprendido?
¿Dónde lo he visto?
¿Cómo se materializa en mi vida?
¿Cómo lo provoco?
¿Cómo lo busco?
¿Qué te dijeron en tu infancia?
¿Qué escuchaste decir a tus padres o seres cercanos sobre ti?
¿Qué creencias adoptaste como tuyas?
¿Qué ideas tenían otros de ti y te creíste?
Recordar que la etapa de la infancia es la de la credulidad.
Si sólo escuchaste, "tú eres mala", probablemente trataste de alcanzar tu modelo de bondad hasta un extremo que no dejases fluir tu vida.
¿Y que es para ti ser mala?
Contestar, gritar, decir lo que piensas, etc., y así no vives la vida tal y como es, sino desde el personaje que te crees. Pero todo lo que reprimimos en el inconsciente está queriendo todo el tiempo salir al exterior para descargarse, pero nuestra mente consciente lo impide mediante un tremendo esfuerzo.
Porque fíjate cuantas oportunidades nos da la vida en un momento determinado, en un segundo de cambiar la dirección de los acontecimientos. Esos ligeros movimientos son como las maniobras cortas en la conducción de un coche, yo voy con un volante recto, pero si lo muevo mínimamente voy a otro lugar.

LOS VALORES:
Los valores son los estados a los que las personas dan importancia. Por ejemplo, éxito, seguridad, amor, felicidad, etc.
Un valor es una palabra que indica algo elevado en la jerarquía de nuestros intereses. Los utilizaremos continuamente, en muchos casos de forma inconsciente, para juzgar lo que está bien y lo que está mal. Son etiquetas que utilizamos para indicar diferentes niveles de placer o dolor.
Ciertos valores como la justicia, el amor, la libertad, la salud que denominamos valores primarios designan lo que es más importante para nosotros, es decir, lo que queremos alcanzar en nuestra vida. Estos valores, sin darnos cuenta, dirigen realmente nuestra vida y tienen una influencia tremenda sobre el desarrollo de nuestras capacidades porque nos indican que esos estados son los únicos que merece la pena alcanzar.
Existen otros valores que llamaremos secundarios como el dinero, el trabajo, etc. Que nos permiten alcanzar el valor primario que está detrás (el que realmente nos importa).
Nuestros valores se instalan en nosotros como consecuencia de nuestras experiencias de dolor y placer. Nuestras experiencias personales y la forma de actuar de las personas que nos rodean conforman nuestra escala de valores.
Todas las personas tienen una jerarquía de valores que está dentro de una de las dos categorías siguientes:
VALORES HACIA LOS QUE SE TIENDE:
Son estados que se desea alcanzar dado que producen gran satisfacción.
Por ejemplo: felicidad, respeto, cariño, etc.
VALORES DE LOS QUE SE HUYE:
Son estados que me producen desagrado o insatisfacción.
Por ejemplo: frustración, manipulación, humillación, etc.
Si una persona conoce sus valores más importantes y su jerarquía, sabrá cuáles son las motivaciones internas que le mueven a actuar para alcanzar sus metas y cuáles son los estados que tratará de evitar a toda costa. Sus valores estarán condicionando permanentemente su comportamiento, muchas veces sin ser consciente en ello.
Si una persona descubre sus valores, conocerá a que presta atención su mente. Si esa persona cambia la jerarquía de sus valores cambiará su destino.
Es pues conveniente que diseñemos e instalemos en nosotros unos valores y creencias que nos hagan fácil la vida, que nos permitan sentirnos felices y ganar cada día independientemente de lo que suceda. Estos valores y creencias nos deben permitir disfrutar al cien por ciento del viaje de nuestra existencia, además de ayudarnos a alcanzar las metas que consideremos importantes.

EJERCICIO
- Cierra los ojos.
- Respira profundamente.
- Recuerda ahora una situación repetitiva de tu vida, de esas que por mucho que te lo propongas inmediatamente se repite tu reacción, tu pensamiento, tu sentimiento, etc.
- Puede ser una situación de miedo, rabia, frustración, resentimiento. - Deja que te venga esa situación.
- Localiza ahora cuál es el pensamiento que genera lo demás.
Tal vez, recurrentemente te sientes incapaz de hacer algo, a lo mejor: aprender a manejar, o nadar, etc.
En tu mente existe un "no puedo hacerlo" e inconscientemente hay una expectativa de que puede ocurrir algo doloroso o desagradable. Algo como cristalizado, como si la vida se hubiese parado, y siempre fuera así.
Ahora procura ahora encontrar un pensamiento distinto, como un río que fluye, y que nunca es igual, que aquella persona por ejemplo, que no crees que jamás puede cambiar, que no puede manejar o nadar (es decir tú) verla distinta.
Visualízate manejando, disfrutando de tu auto, manejando en carretera, con tus amigos o familia, todos riendo y platicando. O visualízate nadando, disfrutando cada brazada que das, pataleando y avanzando en el agua, disfrutando de un día maravilloso en la piscina o en el mar.
Aquella situación que parece trabada, vela distinta.
Aquella idea que está parada en el tiempo, que evolucione, que se transforme. Y ese pensamiento que causa esa parálisis, que causa esta situación trabada, adiéstralo, quítalo del medio, y deja que surja una nueva visión, una nueva salida.
Piensa en algo que tú creas que puedes hacer y compáralo con algo que te limita. Determina la diferencia. A continuación, toma la creencia limitadora y hazla igual que la cosa que tú crees que puedes hacer. Si no puedes hacerlo porque algo te lo impide, averigua qué es.
El propósito del ejercicio es conseguir que la limitación se vuelva más parecida a la creencia con plenitud de recursos. Consigue que la creencia que no crees se parezca lo más posible a la que si crees.
Las creencias no se basan necesariamente en un sistema de ideas lógico. De hecho, son notoriamente refractarias a la lógica. Su función no es coincidir con la realidad. Puesto que tú no sabes realmente qué es lo real, tienes que formarte una creencia: es un asunto de fe. Es muy importante tener esto en cuenta cuando se trabajan las creencias limitadoras.
Abraham Maslow explica una anécdota que ilustra bien este punto.
Un psiquiatra trataba a un hombre que creía ser un cadáver.
Pese a todos los argumentos lógicos del psiquiatra, el hombre persistía en su creencia. Finalmente, en un destello de inspiración, el psiquiatra le preguntó: "¿Pueden sangrar los cadáveres?".
El paciente respondió: ¡Eso es absurdo!. Los cadáveres no sangran".
Tras pedirle permiso, el psiquiatra le pinchó el dedo con una aguja y extrajo una gota de sangre roja. El paciente quedó mirando el dedo, completamente atónito, y al cabo exclamó: "¡CARAY! ¡Ahora resulta que los cadáveres sangran!".
Es un relato humorístico, pero algunas veces es cierto cuando una persona padece una enfermedad mortal. La creencia es: "Ya soy un cadáver, ya estoy muerto, y ningún tratamiento servirá de nada. Lo más inteligente que puedo hacer es dejar de luchar contra lo inevitable". Es una dura creencia, porque en el estado actual de nuestros conocimientos nadie puede asegurarle si se pondrá bien o no.
Una mujer hizo un estudio sobre "cien supervivientes de cáncer", con la esperanza de averiguar qué tenían en común, y lo más interesante fue que no logró encontrar ninguna pauta común en el tratamiento seguido por cada una de esas personas. Los supervivientes habían recibido toda clase de tratamientos distintos. Sin embargo, una cosa tenían en común: todos los supervivientes creían que el método de tratamiento que estaban siguiendo iba a dar resultado en su caso. Era la creencia, no el tratamiento, lo que marcaba la diferencia.

OBSTÁCULOS PARA LA IDENTIFICACIÓN DE CREENCIAS
1. Confirmación en los demás.
Así pues, uno de los problemas que plantea la identificación de creencias es que tú, como ayudante, tiendes a buscar la confirmación de tus propias creencias en la otra persona, y así tratas de hallar historias semejantes a tus creencias, tanto si habían existido como sí no.
2. Pista falsa.
Freud nos habla de la angustia difusa (angustia causada por un conflicto inconsciente). Según él, la persona que tiene este problema sólo es consciente de la sensación de angustia, de manera que inventa razones lógicas para explicar lo que siente, y esas razones lógicas no tienen nada que ver con sus sensaciones de angustia. Suelen ser personas "obsesivo compulsivas" cuyo origen residía en la represión sexual. Hoy en día se sabe que esos sentimientos se derivan de conflictos internos que son, ciertamente inconscientes, pero que con frecuencia no tienen nada que ver con la sexualidad.
3. Cortina de humo
Cuando se trabaja con una creencia sobre la identidad, o que es muy dolorosa, con frecuencia, la creencia se oculta tras cortinas de humo. Cuando la persona se queda nublada o confusa, justo en el momento en que se empieza a llegar a algo realmente importante, y siempre es el miedo. Debe enfrentarse con una creencia relacionada con su identidad, dolorosa o desagradable, y no quiere reconocerlo ni ante sí misma.

LA IDENTIFICACION DE CREENCIAS
Las creencias limitadoras se formulan con un lenguaje característico que tiene que ver con lo que la persona puede o no puede hacer, debe o no debe hacer y debería o no debería hacer, o cuando te dicen "yo soy así", "tengo pésima ortografía", "soy una persona obesa". Estas afirmaciones indican creencias de identidad, que limitan la idea que la persona tiene de sí misma y de lo que puede hacer para cambiar.
También pueden expresarse como fenómeno de causa y efecto, con el lenguaje siguiente: "si.. Entonces," "si no rezo mis oraciones, seré castigado", "si afirmo mi personalidad, seré rechazado", "justo cuando empiezo a tener éxito, todo me va mal".
Cuando se pregunta: ¿Qué dice acerca de ti el hecho de que no hayas sido capaz de cambiar esto?", y a veces se obtiene una respuesta de la expresión de una creencia de identidad. Puedes preguntarte ¿Qué es lo que quieres, que te impide tenerlo?". A continuación se puede anclar la respuesta que se obtenga (una sensación de malestar, un vació mental., etc.), y remontarse desde ahí hasta la experiencia que sentó los cimientos de la creencia.
Si pretendes cambiar tu identidad o alguna creencia tuya limitadora:
1. Tienes que saber cómo hacerlo.
2. Tienes que querer tu objetivo de un modo congruente
3. También debes tener la creencia de que te es posible hacer ese cambio. Si falta alguno de estos elementos, el cambio no será completo.

ESTRATEGIA DE REALIDAD
Piensa en algo que hubieras podido hacer ayer, pero que tú sabes que no lo hiciste.
Compara mentalmente las dos cosas:
¿cómo puedes determinar qué hiciste una y no hiciste la otra?.
La diferencia puede ser sutil, pero la calidad de tus sensaciones kinestésicas, imágenes y sonidos serán distintas.
Al comparar la experiencia imaginaria de la real, examina tu experiencia interna:
¿Están situadas en el mismo lugar de tu campo visual?
¿Es una más clara que la otra?
¿Una es una película y la otra es una foto fija?
¿Hay alguna diferencia en la calidad de tus voces interiores?.
La calidad de la información que tenemos en nuestros sentidos está de alguna manera codificada con mayor precisión en la experiencia real que en la imaginaria, y eso es lo que marca la diferencia. Tú tienes una "estrategia de realidad" que te permite conocer la diferencia.
Al identificar tu estrategia de realidad, podrás determinar con precisión, cómo has de pensar para convencerte de que algo es lo bastante legítimo para que tú lo hagas.
Muchas personas han intentado cambiar o reprogramarse visualizando que han alcanzado el éxito deseado. Para la gente que utiliza esto como estrategia natural, el resultado será bueno. (Si predomina la submodalidad visual). Para las personas que oyen una voz que les dice: "No puedes hacerlo" "No lo lograrás", la programación visual no dará resultado. (Porque predomina la submodalidad auditiva). Tendrás que hacer que sea coherente con las cualidades de tus imágenes, sonidos y sentimientos internos. (Estas cualidades se llaman submodalidades).

ESTRATEGIA DE CREENCIA
Al igual que las estrategias de realidad, tienen una estructura consistente de imágenes, sonidos y sensaciones que opera de un modo en gran medida inconsciente. Las estrategias de creencia son una serie de procedimientos de prueba que utilizamos para decidir si algo es creíble o no. Esta clase de prueba suele ser en forma de submodalidades, o sea las cualidades de tus imágenes, sonidos y sensaciones.
Las estrategias de creencia son distinta de nuestras "estrategias de realidad" porque no podemos someterlas a prueba mediante controles de realidad basados en los datos sensoriales. Como están sumamente estructuradas, pueden durar toda la vida, lo cual es una suerte, ya que sin estas estrategias nuestra comprensión de nosotros mismos y el mundo no sería estable.
El problema es que las estrategias de creencia funcionan de forma automática y duradera tanto con las creencias limitadoras como con las que nos impulsan hacia el desarrollo de nuestro potencial. Por fortuna, tienen una estructura definida susceptible de ser inducida, de manera que también pueden cambiarse.

EJERCICIO PARA IDENTIFICAR ESTRATEGIAS DE CREENCIA
Piensa en algo que tú creas que puedes hacer y compáralo con algo que te limita. Determina la diferencia. A continuación, toma la creencia limitadora y hazla igual que la cosa que tú crees que puedes hacer. Si no puedes hacerlo porque algo te lo impide, averigua qué es.
El propósito del ejercicio es conseguir que la limitación se vuelva más parecida a la creencia con plenitud de recursos. Consigue que la creencia que no crees se parezca lo más posible a la que si crees.
ANCLAS
Las anclas son procesos de estímulo respuesta por los que un estímulo externo se hace corresponder con un estado interno o conjunto de representaciones. Por ejemplo una canción determinada que nos dispara hacia una experiencia anterior cada vez que la oímos. Pero esta asociación, estímulo respuesta se puede disparar a voluntad. Si se establece un ancla kinestésica, se puede mantener estable un estado mientras dura el contacto, por ejemplo tocando el hombro de la persona.
IMPRONTAS
Una impronta es un acontecimiento pasado significativo a partir del cual te formaste una creencia o un conjunto de creencias. Lo más importante de las experiencias pasadas no es el contenido de lo que ocurrió, sino la impresión o creencia que la persona se formó a partir de esta experiencia.
Por ejemplo las mujeres maltratadas durante la infancia es frecuente que se casen con hombres que las maltraten de adultas, o los hombres acostumbrados a que les pegaran en la infancia tienden a maltratar a sus hijos. Es posible que las personas maltratadas en la infancia hayan recibido la impronta de que éste es el comportamiento característico que se asocia con padres, madres, esposos o esposas.
Una mujer dijo: "a veces me siento poseída por mi madre".
A medida que la persona crece y le cambia el cuerpo, es característico que le sea más fácil equipararse con el comportamiento del adulto. Las improntas no son necesariamente lógicas. Se trata de una cosa intuitiva, que ocurre típicamente en los períodos críticos del desarrollo.
Lo que tú eres como adulto depende en muchos aspectos de la incorporación de los modelos adultos con los que te criaste.

Akasha Sanación Integral - Elizabeth Romero Sánchez
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